Le petit prince.

La curiosidad me ha matado hoy intentando descubrir tu pasado, principito, he afirmado en medio de tantas paginas y fotos que te quiero para mi.

Hay tantas cosas que estamos callándonos y lo sabemos los dos, esos eternos silencios que no duran más de dos segundos pero que pareciera que al mirarnos se llena la habitación, porque te repito tus ojos no saben mentir, me preguntaste porque te miraba así, cuando me dijiste que no era yo sino vos, y dije “nada”, mentira no era nada, no quería que te fueras, porque cada día que pasa, cariño, me cuesta más decirte chau, hemos probado dándonos las manos, hemos probado con un simple beso en la mejilla, pero siempre esperamos algo más, y ninguno de los dos se atreve, lo sabemos, lo sabemos… parece que todo el mundo se diera cuenta de lo que pasa aquí y nosotros tratando de hacer caso omiso al corazón, será qué no tenemos palabras para describir lo que pasa, será qué no nos alcanzan o qué tal vez son demasiado mundanas.

Quiero admitirte también, little prince, que me estoy dejando caer, y lo supe desde el día del “hola” en aquél frío lugar, te había visto sin mirarte, y despacito nos fuimos buscando, como al día de hoy lo hacemos.

Tengo la necesidad de decirte tantas cosas y te diría tantas otras, pero la lengua prefiere dormir. Ninguna persona jamás, además de admitir que somos dos enamorados de la vida, tan rápido había entrado en mi corazón y vos lo has logrado con una simple sonrisa. Sabemos que los dos tenemos nuestros mundos y un corazón pintado de distintos colores, que desde que te conocí me he vuelto una fucking loca, pero que esta sentada esperándote (o tal vez tu me estés esperando…) no es amor, todavía es una palabra muy grande para mi y no creo haberla conocido todavía, te dije que no amaba a nadie y no lo hago aún.

Y vos ahí sentando desafiando tus molinos de viento, creando todo un mundo de fantasías e ilusiones que no son para mi más que simples utopías, que al pronunciarlas me decís que no son imposibles que esa palabra en tu diccionario no existe.

Little prince, a fuego lento, suavecito, llámalo como quieras, pero acá estoy, y acá me ves.

Tenemos más en común de lo que crees, una vida marcada por las mismas cicatrices, algunas más profundas en uno y menos en el otro… y así la lista de cosas que decirte cada día se hace más larga, estas animándome a abrir el corazón a dejarme querer, pero te lo advierto todavía tengo mucho que aprender.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Antevasin.